¿Nos preparamos para las pruebas?

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«Las pruebas de junio si bien tienen su peso y son importantes porque implican un corte, una calificación
y parecerían poner en juego el esfuerzo del año, no dejan de formar parte de una evaluación continua.»

Llega el mes de junio y además de los gorros, las bufandas, los guantes y las camperas para protegerse del frío, de las estufas a leña y del tan esperado mundial, en el Colegio ¡llegan las pruebas! Para muchos hijos y padres es un momento que cambia la rutina. A algunos les da pereza repasar y, a otros, pedir muchas veces que lo hagan.

Por eso, preguntarse ¿Qué son las pruebas? ¿Por qué y para qué están? resulta pertinente. Brevemente, se puede decir que hay diferentes tipos de evaluación: la pedagógica y la social. Para Coll y Onrubia (1999), ambos tipos de evaluación son inherentes al sistema educativo.

La primera, es una evaluación continua que está destinada a realizar los ajustes que sean necesarios en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Es decir, los maestros y profesores tomarán decisiones sobre cómo y qué enseñar en base a los resultados que van demostrando cotidianamente los alumnos, porque, a través de éstos ellos también van recibiendo una devolución de sus prácticas. La evaluación social es la que tiene que ver con la acreditación, la calificación y la certificación de que se han consolidado los aprendizajes. Lamentablemente, muchas veces el énfasis en la educación se encuentra en esta función de la evaluación (Díaz Barriga, 2010).

Lamentablemente porque ha traído una serie de consecuencias no deseadas porque además de saberse “la nota”, parecerían configurarse otras cuestiones. En lo afectivo, se define la percepción del alumno como estudiante, su confianza y autoestima, lo que podría traer desmotivación, ansiedad y angustia. Mientras que, con respecto a lo cognitivo, se enfatiza lo memorístico del aprendizaje y no siempre el desarrollo de capacidades y competencias (Santos, 1995 en Díaz Barriga, 2010).

Entonces, las pruebas de junio si bien tienen su peso y son importantes porque implican un corte, una calificación y parecerían poner en juego el esfuerzo del año, no dejan de formar parte de una evaluación continua; forman parte de una de las tantas veces que los docentes pueden ir observando cómo se van adquiriendo las competencias y conocimientos esperados. Alumnos, padres y docentes deberían reconocer que es una fotografía del proceso, donde, por lo general, no tendrían que haber sorpresas en los resultados. Y que si bien define mucho, nunca define al alumno como persona.

Igualmente, es una instancia especial y que muchas veces trae consigo ansiedad. Ansiedad y cuestionamientos en los hijos y ansiedad y cuestionamientos en los padres. Y, con todo eso, el niño o adolescente se enfrenta a la evaluación…

Es así que vale la pena realizarse otra pregunta: ¿Qué podemos hacer como familia para acompañar a nuestros hijos en este período?

A continuación se presentan algunos consejos útiles:

Practicar “mantener la calma”: antes de estudiar, puede ser útil respirar profundamente unas cuantas veces para liberar las tensiones y estar mejor predispuesto al repaso. Ese mismo ejercicio puede repetirse una vez que se entrega la prueba.

  • Quitarle importancia a la evaluación: se podrán hacer bromas, tener sobremesas distendidas. Recalcar que existen más instancias de evaluación. Con esto se ayuda a disminuir la ansiedad y quitar la presión.
  • Los papás deberán esperar el momento del día en que el hijo decide hablar sobre su desempeño y no transmitir ansiedad antes y después de la evaluación. No son estas semanas el momento de salir corriendo a conseguir apoyos.
  • Evitar las críticas y los mensajes negativos. En la mañana previa, transmitir mensajes positivos: confianza y seguridad en los esfuerzos realizados, así como recordar que un mal resultado siempre se puede corregir.
  • No utilizar premios o castigos en relación a las notas. Esto sólo genera más presión, además de querer conseguir buenos resultados por un premio y no por el aprendizaje en sí.
  • Evitar las comparaciones: cada niño o adolescente es único, con estrategias de estudio únicas y con situaciones de aulas también únicas, por eso nunca son comparables con sus hermanos, primos, amigos o sus padres mismos.
  • Darles tiempo libre, en donde puedan desconectar con la exigencia y realizar alguna actividad placentera. Luego sí, será momento de retomar el estudio.
  • Con respecto al tiempo de estudio, a medida que uno crece va variando la capacidad de sostener la atención y la exigencia. En niños pequeños es recomendable estudiar en periodos de 20 a 30 minutos y realizar un corte. En los adolescentes dependerá de sí mismo, pero también son importante los recreos de 10 minutos para despejar la mente ¡No hay porqué quitar el celular! Se debe enseñar a regular su uso.
  • El lugar de repaso debe ser cómodo, silencioso y agradable: cálido y con buena iluminación.
  • Es muy importante asegurarse de que los adolescentes no alteren sus costumbres: no dormir, beber demasiado mate o café, consumir mucha azúcar, sólo genera más cansancio y desgaste cognitivo. Es importante, más que en cualquier otro momento, asegurar 8 horas o más de sueño.
  • Recordarle que el esfuerzo es más importante que la nota, y que no será más o menos inteligente por el resultado de un examen, porque de ninguna manera las notas cambian su imagen como persona y muchos menos el cariño de los padres hacia él o ella.

Precisamente, el “magis” en el que tanto se hace hincapié en el colegio se traduce por excelencia en la formación, que trata de educar líderes en el servicio, agentes multiplicadores con excelencia académica a condición de excelencia humana y cristiana. Y excelencia personal, según las posibilidades y cualidades de cada alumno. Por lo tanto, el magis no es el 12 para todos; sino el esfuerzo, entusiasmo y la continua exigencia en poder superarse a uno mismo. Sin duda, con el fin de poder ser cada día más para los demás.

 Ppga. María Panario

Para ampliar y seguir reflexionando:
http://www.jesuitasleon.es/docsInstitucionales/pedagogia_ignaciana.pdf

«Meditación Guiada»

Bibliografía
      • Coll, C. y Onrubia, J. (1999). Discusión entre alumnos e influencia educativa del profesor. Recuperado de este enlace
      • Díaz Barriga, A. (2010) “Estrategias docentes para un aprendizaje significativo”. España, MCGRAW-HILL
      • Diez consejos para ayudar a niños y adolescentes con los exámenes. Recuperado de este sitio.
      • “La pedagogía ignaciana hoy”. Recuperado de este enlace.

 

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