- 750 ml de leche entera
- 200 gramos de azúcar
- 50 gramos de almidón de maíz (maicena)
- 6 yemas de huevo
- Piel de un limón
Diluir la maicena en un vasito de leche; una vez diluida, la vamos a reservar para usarla más adelante. Aparte, vamos a batir el azúcar con las yemas de los huevos, desechando las claras, que las puedes guardar para usar en otra receta si quieres. Usa unas varillas para mezclar bien los ingredientes hasta formar una pasta cremosa. Reserva esta mezcla también, la usaremos un poco más tarde.
En una cacerola adecuada, colocamos el resto de la leche, y la vamos a poner a calentar. Agregamos la cascara del limón a la leche, que primero lavaremos para quitarle la suciedad, y luego con un cuchillo bien afilado vamos a cortar la piel, con cuidado de sacar solo la parte amarilla, ya que la parte blanca del limón puede dar un sabor amargo. Cuando la leche comience a hervir, ponemos a fuego suave, quitamos la piel del limón y agregamos las yemas batidas con el azúcar, y batimos un poco para que se mezclen bien. A continuación añadimos el vaso de leche con la maicena y batimos hasta que la mezcla se espese bien.
Retiramos del fuego y vertemos en los recipientes individuales. Normalmente se emplean unos recipientes de barro muy característicos, pero si no tienes, usa otros distintos. Espolvorea una capa de azúcar por encima, y con un soplete de cocina quémala hasta darle el color típico de la crema catalana, y deja enfriar varias horas, para que se cuaje bien y se enfríe. Y una vez la sirvas, a disfrutar de este exquisito postre.
Lic. en Nutrición
Gianella Pedemonte