Autorregulación, ¿qué es y cómo se enseña?

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«…en este camino los adultos referentes funcionamos como modelo, ya sea en las estrategias de planificación, ejecución y evaluación, como en el afrontamiento al estrés y a las frustraciones.
Es por ello que parte del desafío en el acompañamiento reside en la revisión de nuestra propia autorregulación.«

La autorregulación, entendida de modo general como capacidad para dominarnos a nosotros mismos, es un tema que como sociedad nos preocupa y nos debería ocupar desde siempre y en cada etapa del desarrollo. Está vinculada con el aprendizaje de habilidades que nos permiten el desarrollo personal y social y con la autodeterminación como capacidad para tomar decisiones por sí mismos, aspecto esencial para alcanzar la felicidad en la vida (Baña, 2011; Huertas, 2012).

Entendemos que ahondar sobre el concepto de autorregulación debería animarnos a pensar juntos estrategias para acompañar a los alumnos en su desarrollo integral, y particularmente en la adquisición de nuevos aprendizajes y en el afrontamiento a la frustración que se genera en innumerables ocasiones durante este camino.

¿Qué entendemos por autorregulación?

Autores referentes en el tema se refieren a la autorregulación como la capacidad de cada persona para controlar sus pensamientos, emociones y acciones, para alcanzar los objetivos que se propone y poder ir creciendo hacia un aprendizaje cada vez más autónomo (Zimmerman, 2000 en Trías, 2017; Alonso Tapia y Panadero, 2014). Implica saber realizar un plan, ir monitoreándolo para identificar si va bien y de forma ajustada a los objetivos propuestos y por último saber evaluar, poder analizar qué hizo bien y qué no en el proceso, para saber si se deben cambiar las estrategias en futuras oportunidades (Huertas, 2012).

Es esperable que sus hijos tengan un impulso vital para realizar las tareas por sí mismos. También es tarea de quienes los acompañamos el promover que este impulso tenga lugar y se desarrolle, generando ambientes de confianza y de enseñanza cuando los chicos lo requieran. Lograr un aprendizaje autorregulado en general, y particularmente en tareas complejas, no es una tarea sencilla.

¿Cómo podemos ayudar a los niños y adolescentes a autorregularse?

Aquí algunas propuestas:

Con respecto a tareas académicas a realizar

  • Que puedan analizar los objetivos de las tareas a realizar y generen un plan de acción por etapas, tomando en cuenta los recursos con los que cuentan.
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  • Suscitar la identificación de la relevancia y el sentido de la tarea en su proceso de aprendizaje, los beneficios que tiene la realización de la misma y la conexión que puede tener con aspectos de su vida cotidiana.
  • Promover la identificación de sus intereses implicados en la tarea.
  • Que puedan plantearse metas que les resulten alcanzables y que signifiquen, al mismo tiempo, un desafío. Así podrá cultivarse la curiosidad necesaria en todo nuevo aprendizaje.
  • Que evalúen sistemáticamente el cumplimiento de las metas a medida que vayan culminando las etapas para poder ir corrigiendo lo que sea necesario.
  • Valorar los éxitos que se vayan alcanzando de forma genuina.

Con respecto a su desarrollo emocional

  • Intentar evitar las comparaciones con otros aprendices.
  • Brindar un clima de confianza para que puedan pedir ayuda en caso de necesitarlo, considerando que esta acción es una oportunidad para aprender y poder continuar con la tarea luego.
  • Colaborar con la generación de expectativas positivas en torno a la tarea. Las expectativas, tanto de ellos respecto a sí mismos como de los adultos, deberían ser acordes a la complejidad de los desafíos a los que se enfrentan y a las herramientas, conocimientos y competencias con las que cuentan.
  • Enseñar estrategias de relajación para que puedan afrontar los momentos en que la tarea se torna más difícil, como centrarse en la respiración, generar pensamientos positivos y en contacto con la realidad, y así evitar pensamiento catastrófico.
  • Promover el autoconocimiento: que puedan reconocer sus fortalezas y limitaciones; estas no son estáticas sino que van cambiando con el desarrollo y según el entrenamiento de las mismas; las fortalezas para potenciarlas y las limitaciones para aprender cómo sobrellevarlas y generar estrategias que les permitan compensarlas.
  • Enseñar a identificar qué tipo de actividades o reacciones de los demás los frustran y cómo reaccionan ellos frente a sus propias frustraciones.
  • Promover que la evaluación del resultado sea centrada en la tarea y no esté en juego su valoración como persona.
  • Que puedan asumir el error como parte del proceso de aprendizaje. Para ello ayuda que los referentes podamos explicitar y demostrar que también erramos.

Uno de los desafíos más difíciles es aprender a manejar los afectos. Si podemos ayudar a que los aprendices entrenen este tipo de habilidades, seguro van a estar mejor predispuestos al aprendizaje y van a aprender de forma más eficaz y saludable (Huertas, 2012). Es importante tener en cuenta que en este camino los adultos referentes funcionamos como modelo, ya sea en las estrategias de planificación, ejecución y evaluación, como en el afrontamiento al estrés y a las frustraciones. Es por ello que parte del desafío en el acompañamiento reside en la revisión de nuestra propia autorregulación.

Para ampliar y seguir reflexionando:
Blog: Educación que necesitamos_ El Blog de Daniel Trías

Ps. Inés Abreu

«LIFTED» (Pixar)

 

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