¿Por qué movernos?

 

«El movimiento es un medio esencial de comunicación
y una de las primeras formas que encuentra el niño
para expresar sus sentimientos y sus pensamientos.»

En los primeros años de vida el niño aprende principalmente a través del movimiento. Es a partir de las acciones que realiza con su cuerpo, de sensaciones y percepciones, que va a ir entrando en relación y conociéndose a sí mismo y al mundo que lo rodea. El movimiento es un medio esencial de comunicación y una de las primeras formas que encuentra el niño para expresar sus sentimientos y sus pensamientos.

Es mediante manifestaciones motrices que el niño va estableciendo un vínculo entre su cuerpo y el mundo que lo rodea. Si observamos el juego en los primeros años de vida estos son de prevalencia motora, en donde cada niño experimenta sus posibilidades y comparte el espacio de juego, los realiza por curiosidad de conocer su propio cuerpo, así como el mundo exterior y lo hace a través de la acción, exploración y manipulación.

Es la base del conocimiento y del desarrollo psíquico, es lo que permite y promueve su autoimagen, así como el desarrollo de la confianza en sí mismo, su capacidad de pensar y comunicarse. El desarrollo del movimiento no solo permite ganar flexibilidad a nivel físico sino también a nivel cognitivo y afectivo. Estimula la conexión entre mente y cuerpo, genera sustancias que son responsables de la activación de neuronas y por tanto contribuyen a la estimulación neuronal y a la formación de nuevas sinapsis. Los niños aumentan su capacidad de resolver problemas al intentar realizar diversos actos como, trepar, ponerse debajo o pasar a través de algún objeto. El movimiento también es esencial para ayudar al niño a poner sus ideas en acción y así lograr un objetivo.

Uno de los principios del desarrollo es la conocida ley próximo-distal, la misma explica que el niño va madurando desde el centro de su cuerpo hacia la punta de sus extremidades, es decir que, para fortalecer la mano, primero debe fortalecer su cuello, hombro, brazo, antebrazo y muñeca. Es por esto mismo que para favorecer una buena prensión del lápiz, debemos antes brindar una adecuada estimulación del movimiento global. “Antes de poner un lápiz en las manos de un niño, esas manos deben cavar, trepar, presionar, tirar, aplastar, torcer y pellizcar en una amplia gama de entornos y con una gran variedad de materiales” (Amanda Morgan). Asimismo, para poder lograr que los niños tengan una adecuada postura que les permita disponerse de la mejor manera a aprender, necesitan ejercitar su cuerpo y fortalecer su musculatura.

Resulta entonces fundamental que el niño tenga oportunidades para ejercitar distintos movimientos y poner su cuerpo en acción. Para dominar el movimiento hay que moverse e ir adquiriendo fuerza y control en sus músculos de forma que puedan explorar e ir incorporando habilidades cada vez más complejas y desarrollar sus habilidades psicomotoras hasta llegar a su máxima capacidad.

Este tiempo particular que estuvimos viviendo a nivel mundial, sin duda ha restringido las posibilidades de movimiento y juegos corporales. A continuación, les proponemos algunas ideas para invitarlos a promover y darles a los niños distintas oportunidades de moverse.

 

¿Qué actividades sencillas se pueden proponer para favorecer el movimiento? ¿Cómo habilitar el desarrollo del movimiento?

  • Jugar “pan-queso” (caminar tocando la punta de un pie con el talón del otro). Caminar por un murito, girar, balancearse, hamacarse, todo este tipo de actividades promueven la estimulación del sistema vestibular. Este sistema es fundamental para un adecuado desarrollo porque interviene en las funciones de: equilibrio y orientación en el espacio, postura y desarrollo muscular, movimiento ocular, rastreo ocular (tan importante para leer, escribir, atender, tomar un objeto). Es importante porque aporta mucha información de dónde se encuentra el cuerpo en relación al espacio. La relación que el niño tiene con su equilibrio define cómo experimenta el mundo y cómo se adapta a él, cómo se relaciona con los demás y consigo mismo.

  • Saltar, jugar a la rayuela, jugar a taparse los ojos y reconocer las partes del cuerpo: no sólo mejora las funciones musculares, pulmonares, cardíacas y cerebrales, sino que promueve la estimulación del sistema propioceptivo. Este sistema es el que permite saber dónde está cada parte de nuestro cuerpo y ayuda a planificar los movimientos. Así como los oídos envían información al cerebro, los músculos y las articulaciones sienten la posición del cuerpo y envían la señal al cerebro.
  • Pasamanos: este juego ayuda a fortalecer de manera global las manos, brazos y hombros.

Psm. Mikaela Barbieri
Psic. Federica Bonino

 

 

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