El desafío de aprender a escribir

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«Tras la mano que traza, está todo el gesto del brazo e incluso el gesto del cuerpo que expresa;
hay ahí toda la emoción y todo el contenido afectivo de ese gesto global.»
A. Lapierre, B. Aucouturier, Simbología del movimiento.
¿CÓMO PODEMOS ACOMPAÑAR A NUESTROS HIJOS?

La escritura es la forma de comunicación más compleja que posee el hombre. Aprender a escribir no es una tarea sencilla, ya que requiere de cierto grado de desarrollo intelectual, motriz y afectivo. A su vez, para lograr el objetivo de transmitir pensamientos, ideas y sentimientos, el niño debe adquirir ciertas habilidades, como las caligráficas (en cuanto a la estética y legibilidad) y la velocidad. A pesar de los avances tecnológicos y que hoy en día la escritura se realiza en gran medida en computadoras u otros dispositivos (en los cuales nos podemos apoyar), aprender a escribir sigue siendo necesario e imprescindible.

Para dominar estas habilidades los niños transitan un amplio proceso evolutivo que se va dando en forma gradual, comenzando con el esbozo de los primeros dibujos (garabatos) y avanzando hacia la escritura utilizada por el adulto.

Los principales factores que favorecen el aprendizaje de la escritura son:

El desarrollo de la Psicomotricidad: es el cimiento del desarrollo de la escritura y su dominio está estructuralmente ligado al ejercicio; es necesario aprender a organizar ciertos movimientos con el fin de reproducir un modelo. Se trata de un desarrollo perceptivo-motor, donde se da una íntima relación entre una actividad visual de identificación del modelo gráfico (aspectos perceptivos) y una actividad motriz de realización del mismo. El desarrollo de la escritura es el producto de una actividad psicomotriz extremadamente compleja, en la que participan distintos aspectos:

• Maduración general del sistema nervioso, expresado por el conjunto de actividades motrices.
• Desarrollo psicomotor general, refiere a la tonicidad y coordinación de movimientos.
• Desarrollo de la motricidad fina a nivel de los dedos y la mano.
• Adquisición de una postura adecuada para realizar los movimientos gráficos necesarios.

La función simbólica: la escritura es un grafismo cargado de sentido, por lo que la función simbólica resulta fundamental para el desarrollo del lenguaje oral y escrito. Escribir implica comprender por una parte el simbolismo que tiene el signo gráfico dibujado, y también que ese signo transmite un mensaje. Para poder comprenderlo es necesario que el niño haya alcanzado cierto nivel de desarrollo de esta función.

El lenguaje: tal como manifiesta Jean Piaget, desde el punto de vista cognitivo el desarrollo del lenguaje es el reflejo de las etapas sucesivas que atraviesa el niño. La escritura es una de las formas más elevadas del lenguaje y por eso la última en ser aprendida. Es por esto que de existir retrasos simples en el desarrollo del lenguaje, se debe estar atentos a como estos pueden afectar el desarrollo de la escritura.

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El desarrollo socio-afectivo: todo el desarrollo está impregnado de afectividad. La escritura es un proceso comunicativo que requiere en una etapa inicial un aprendizaje consciente, para lo cual el niño debe contar con cierta madurez emocional. Su aprendizaje depende en gran medida de la motivación, la adaptación afectiva y características del niño. Una vez lograda su automatización, el componente emocional se refleja principalmente en la calidad del control del movimiento gráfico que otorga el carácter de regularidad o estabilidad a la escritura.

Ahora bien, ¿cuál debe ser el rol de los adultos en este proceso? En primer lugar, debemos tener en cuenta que cada niño es único y por tanto desarrollará las habilidades necesarias para la escritura a su propio ritmo. Consideramos fundamental que respetemos sus tiempos y hagamos del proceso de aprendizaje una experiencia placentera. Por otra parte, también debemos tener en cuenta que el dominar estas habilidades psicomotoras no es una actividad independiente del desarrollo global del niño, y que por tanto debemos favorecer que este proceso acompañe al desarrollo afectivo, cognitivo y social.

Asimismo, los adultos podemos ayudar a que el niño establezca un buen vínculo con la expresión gráfica, generando un clima de afecto frente al aprendizaje que promueva la madurez emocional que este necesita para no frustrarse ante los esfuerzos desplegados y animarse (motivarse) a seguir intentándolo.

Concretamente, podemos favorecer este proceso trabajando en casa a partir de actividades cotidianas. En estas se debe buscar primero, y antes de pasar a las actividades de escritura propiamente dicha, promover y fortalecer ciertas habilidades que incidirán posteriormente en la adquisición de la lecto escritura.

A continuación describimos algunas ideas de juegos que forman parte de las actividades cotidianas de los niños, de las que disfrutan y aprenden mucho.

  • Armar puzzles. Esta actividad consiste en que el niño descomponga y rearme un todo y sus partes. Promueve el trabajo coordinando el manejo de ambas manos, poniendo en práctica la coordinación óculo-manual, es decir, la coordinación de lo que el niño ve con lo que tiene que hacer con sus manos.
  • Juegos de encastre o de construcción. Con estos juegos, además de lo anterior, también se ponen en práctica los distintos usos y manejos que se le puede dar a un mismo material con sus diferentes formas y tamaños. También ayuda a elaborar nociones matemáticas y espaciales.
  • Recortado. Otra dinámica que podemos incorporar es darle revistas o folletos a los niños con temáticas que les atraigan (personajes, juegos, películas, etc), para que puedan recortarlas. Con esto, favorecemos el manejo de un instrumento más complejo como es la tijera, se ponen en juego las habilidades manuales (uso de ambas manos) junto con las habilidades visuales. Esta actividad fortalece la concentración y la atención promoviendo a su vez la creatividad.

  • Jugar con plasticina. En esta actividad el niño manipula el material para modelarlo con sus manos y dedos, regulando el tono muscular (para apretar más o menos la masa según sea necesario). Una vez más se pone en juego la coordinación óculo-manual y la creatividad que le permitirá inventar distintos modelos.

  • Cartas. Los juegos de cartas también nos pueden ayudar a favorecer el proceso de aprendizaje. Es importante permitir al niño barajar y repartir cartas, lo que contribuye al dominio de la habilidad manual. Asimismo, podemos trabajar la atención conjunta, ayudando al niño a prestar atención a la actividad junto con el resto de los participantes, e insistir en el cumplimiento de las reglas y de los turnos de cada jugador.

  • Art6 imagen3Dibujar. Dibujando libremente el niño estará practicando la capacidad para organizar su pensamiento. El contacto con el lápiz y la intensidad de los trazos, favorecerán el dominio de esta destreza.

  • Dibujar letras en distintos planos. Se pueden dibujar algunas letras (las de su nombre por ejemplo) con cintas en el piso o la pared. De esta manera favorecemos la percepción visual de las formas y símbolos y estimulamos el juego creativo: pueden hacer recorridos de las letras, si están en el piso rellenarlas con piedras, garbanzos, etc.

  • Lectura de libros. Leer cuentos junto con nuestros hijos es una actividad que favorece el vínculo afectivo con las palabras. Muchas veces a los niños les gusta ser ellos quienes pasen las páginas del libro y nos cuentan el cuento.

  • Uso de tablets. Los dispositivos electrónicos son parte de nuestra vida cotidiana, por lo que utilizándolos conscientemente y responsablemente, pueden ayudarnos en favorecer el proceso de aprendizaje de nuestros hijos. Por esto es fundamental tener en cuenta que nunca debemos ofrecer este tipo de estímulo a un niño antes de los dos años. Cuando son más grandes, que sea por tiempos cortos y con actividades dirigidas. Se pueden descargar aplicaciones de puzzles, juegos de memoria, dibujos de letras, laberintos, juegos de matemática, de resolución de problemas. Es importante poder compartir y transmitirles a los niños el uso y manejo responsable de la tecnología. Aprender juntos y saber que utilizándolos en su justa medida, pueden aportar herramientas muy valiosas para el aprendizaje.

  • Otras actividades: abrochar y desabrochar botones. Atar y desatar lazos. Enroscar y desenroscar tapas. Manipular objetos pequeños (lentejas, botones, etc.). Rasgar y recortar con los dedos.

Por último, los adultos debemos tener en cuenta que a la hora de desarrollar estas actividades, y en cualquier instancia de juego con nuestros hijos, es importante preparar un ambiente relajado y tranquilo. Esto incluye reducir la cantidad de estímulos paralelos a la propia actividad, por ejemplo, apagando las televisiones que se pudieran encontrar en el lugar donde se va a desarrollar la dinámica. De la mano de esto, tenemos que buscar favorecer una actitud atenta y tranquila por parte del niño, tratando de ayudarlo a que se concentre en la tarea. Otros elementos a considerar son que la postura corporal sea la adecuada, y que la prensión de los instrumentos (lápiz, tijera, marcadores, etc.) sea correcta.

En conclusión, el proceso de aprendizaje de la escritura es clave en el desarrollo global del niño, y los adultos debemos acompañarlos mientras lo transitan, estando atentos a las necesidades que cada niño pueda presentar. Es por esto, que creemos que es fundamental que nuestros alumnos cuenten con el apoyo y la contención tanto del Colegio como de las familias. Los invitamos y alentamos a buscar momentos con sus hijos donde se puedan desarrollar algunas de las actividades propuestas, promoviendo así un trabajo en conjunto para el aprendizaje de la escritura.

Psm. Federica Bonino

 

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